Índice
1-Introducción y contexto geográfico
2-Historia de Suiza
3-Organización territorial
4-Datos económicos y sociales
5-La economía suiza
6-Los Alpes, Corazón de Suiza
7-Bibliografía
8-Webgrafía
Introducción y contexto geográfico
Suiza, en italiano: Svizzera; en francés: Suisse; en alemán: Schweiz; en romanche: Svizra; en franco-provenzal: Suisse, cuyo nombre oficial es la Confederación Suiza, es un pequeño Estado situado a los pies de los Alpes, en el centro de Europa. Es limítrofe con Alemania, Austria, Francia, Italia y Liechtenstein, además de ser uno de los pocos países sin litoral. Tiene 41.285 km² de superfície, siendo un 4.2% de ello agua (lagos y ríos). Topográficamente, “tres límites pueden distinguirse: uno al Sur en los Alpes, otro al Sudeste en el Rhin, y otro al Noroeste en el Jura”(Walser, 1929). Se puede apreciar gracias a este mapa la importante presencia de los Alpes y como define el territorio Suizo entre dos partes, el lado alpino y la llanura de la región central. A esta división hay que incluirle la cordillera del Jura al norte, que ante la imponente presencia de los Alpes queda disminuida su impresión pero también define al país.
El país alpino será analizado en tanto que país
miembro de la European Free Trade Association (EFTA), una
organización que se centra en ampliar la red de tratados de libre
comercio entre sus miembros y los demás países y que tiene como
objetivo un mercado común libre de aranceles y otros obstáculos al
comercio en el ámbito internacional. Dada la historia de neutralidad
que posee Suiza, el hecho que participe en esta super-estructura
económica es de lo más relevante, y nos informa de la vocación
neutral que posee la misma EFTA. La EFTA fue formada el 12 de enero
de 1960 en la convención de Estocolmo en respuesta a la creación de
la Comunidad Económica Europea, se diferenciaba de ésta en la
libertad de los miembros de establecer tratados a título individual,
quedando así relegada al papel de promocionadora de mercado común
entre los miembros. En su periodo inicial, los países miembros
experimentaron un gran crecimiento económico, a pesar de quedar
palidecido ante el crecimiento de su organización vecina europea.
Pronto a los originales (fundadores) Alemania, Austria, Dinamarca,
Noruega, Portugal, Suecia, Suiza y Reino Unido se les unieron
Finlandia (1961), Islandia (1970) y Liechtenstein (1991). Debido a
las negociaciones por parte del Consejo Europeo, Reino Unido y
Dinamarca abandonaron el bloque comercial en 1973, seguidos de
Portugal (en 1986), Austria, Finlandia y Suecia (las tres en 1995),
quedando en la actualidad los cuatro miembros anteriormente
mencionados (Suiza, Liechtenstein, Noruega y Islandia). La historia
de la EFTA ha dependido en sus fases iniciales del desarrollo como
entidad de la UE, pues la expansión de una ha provocado la
contracción de la otra. Queda demostrada la íntima relación entre
la EFTA y la Unión Europea, por lo que no es de extrañar que se
proceda en también a analizar comparativamente a Suiza con la UE.
Pero comencemos primero definiendo a Suiza por su territorio.
Analicemos el terreno suizo (Ilustración 1).
Tres cuartas partes de Suiza pertenecen al territorio alpino, que ejerce de barrera infranqueable excepto por la línea Chur-Bellinzona-Lago Maggiore, siendo ésta de las pocas conexiones entre la parte propiamente italiana de Suiza (el cantón del Tesino) y el resto del país. Es el punto donde nace el río Rin. El Pico Dufour constituye el punto más alto de Suiza con 4.632 metros sobre el nivel del mar. Como se puede apreciar en el mapa, esta región se caracteriza por altas montañas y profundos valles poblados principalmente por bosques, aunque en algunos lugares, como la región sudoeste, la población suiza ha logrado habitar algunas zonas.
Ilustración 1: Mapa físico y utilización del territorio. |
Tres cuartas partes de Suiza pertenecen al territorio alpino, que ejerce de barrera infranqueable excepto por la línea Chur-Bellinzona-Lago Maggiore, siendo ésta de las pocas conexiones entre la parte propiamente italiana de Suiza (el cantón del Tesino) y el resto del país. Es el punto donde nace el río Rin. El Pico Dufour constituye el punto más alto de Suiza con 4.632 metros sobre el nivel del mar. Como se puede apreciar en el mapa, esta región se caracteriza por altas montañas y profundos valles poblados principalmente por bosques, aunque en algunos lugares, como la región sudoeste, la población suiza ha logrado habitar algunas zonas.
La cordillera del Jura ejerce de frontera norte,
aunque el territorio suizo se extiende más allá del Jura en ciertos
puntos fronterizos. Al no tener un tamaño tan imponente ni
determinante como los Alpes, está más poblada, tanto por bosques
como por humanos. Su punto más alto es Le Crêt de la Neige,
con 1.720 metros sobre el nivel del mar.
Llegamos ya a la tercera parte de Suiza, el
corazón, esto es, la región central (Planicie). De una extensión
de unos 12.500 km², es la parte agrícola del país, como se puede
apreciar en el mapa, y en la que se concentra la población si
exceptuamos las ciudades de Basilea y Lugano. Así queda definido el
territorio suizo, dividido y explicado en términos geológicos.
Como se puede apreciar, pues, la orografía del
país es tal que concentra a la población en ciertos puntos
habitables y, por lo general, impide el reparto homogéneo de la
población. Esto es en clara relación con los demás países de la
EFTA, cuyas geografías también ponen obstáculos a la habitabilidad
de ciertas regiones favoreciendo una concentración importante en
zonas puntuales, creando una clara diferencia centro-periferia.
Historia de Suiza
La historia de Suiza
comienza con la división del reino de Carlomagno. Cuando el dominio
carolingio fue dividido entre sus herederos, la región suiza quedó
a cargo de la parte oriental, que eventualmente formaría el Sacro
Imperio Romano-Germánico. Al abrirse una nueva ruta comercial, el
paso del Gotardo, los Habsburgos, entonces una familia noble entre
las demás que formaban el Imperio, intentó poner bajo su control
dichos territorios para apropiarse de esta importante ruta comercial.
La amenaza extranjera forzó la cooperación de Uri, Scwyz y
Unterwalten, que se unieron en una confederación para la defensa
mutua. En el 1291 formalizaron la alianza, con el objetivo de la
protección mutua frente a los enemigos extranjeros. La amenaza de
los Habsburgo se materializó, finalmente, en el 1315, pero fue
repelida en los desfiladeros de Morgarten. Los invasores se
retiraron, y ante el éxito de la alianza las ciudades de Lucerna,
Zurich y Berna, junto con las regiones de Zug y Glaris se fueron
añadiendo, formando la Confederación de los ocho cantones.
En el siglo XV y a
principios del XVI la Confederación se amplió con la inclusión de
Friburgo, Soleura, Basilea, Chaffhouse y Appenzell, aumentando el
número de Cantones a trece (Ilustración 2).
Además, la Confederación adoptó medidas expansionistas, luchando contra Francia al servicio del Papado. Sin embargo este expansionismo se detuvo por los conflictos internos que produjo la Reforma, que afectó severamente a la Confederación.
Ilustración 2: La Antigua Confederación, su trayectoria histórica y sus asociados y protectorados. |
Además, la Confederación adoptó medidas expansionistas, luchando contra Francia al servicio del Papado. Sin embargo este expansionismo se detuvo por los conflictos internos que produjo la Reforma, que afectó severamente a la Confederación.
Calvino y Zwingli
fueron los máximos exponentes del movimiento reformador en Suiza,
que dividió al país entre protestantes y católicos, a lo que hay
que sumarle las históricas divisiones entre Cantones urbanos y
rurales. De los trece Cantones que participaban en la Dieta, el
órgano representativo medieval de la Confederación, cuatro eran
protestantes, seis se oponían a la Reforma y tres adoptaron el papel
de mediadores. Sin embargo, a pesar de los mediadores, la doctrina
que el gobernante tenía que decidir la religión de sus súbditos
(cuius regio, eius religio)
precipitó la guerra civil, que ganaron los católicos en las
guerras de Kappel. El tratado
resultante favorecía políticamente a los católicos, pero la fuerza
política, económica y militar estaba igualada.
Como
resultado de las guerras de religión en Suiza, la política
expansionista de ésta se paralizó. La presencia siempre amenazadora
de las potencias europeas permitió, sin embargo, el reconocimiento
de la necesidad de mantenerse unidos y llevar a cabo una política de
neutralidad. Un siglo más tarde, en el Tratado de Westfalia, se
reconoció de iure la
independencia y la neutralidad de la Confederación con respecto al
Sacro Imperio.
A
partir de Westfalia, ya en época de la Revolución Francesa, Suiza
vive bajo la sombra de las ideas galas y la amenaza de la invasión.
El gobierno revolucionario francés ocupa Suiza e impone una
Constitución que sigue los ideales de libertad, derecho natural y de
gobierno centralizado, algo que no cuadra con la tradición suiza.
Durante las Guerras Napoleónicas el general francés reconoce que no
es viable imponer la centralización en el país alpino y Suiza
vuelve al sistema federal.
Después
del debacle napoleónico les queda a los suizos un ideal político de
democracia y libertades individuales, que intentan combinar con su
tradición federal descentralizadora. Además, mientras tanto, el
país se había estado industrializando y estaban apareciendo masas
de obreros y movimientos izquierdistas. Los conflictos eran latentes.
En el 1848 la Dieta redacta una nueva Constitución que une las
influencias federalistas y
unitarias en un modelo que
ponía mucho énfasis en los Cantones pero que reconociese una
autoridad superior federal. Esta Constitución fue la base del actual
sistema político suizo, que se mantuvo a pesar de las muchas
reformas que profundizaban en la democracia directa o que establecían
referéndums.
La
Primera Guerra Mundial, en la que Suiza no participó, honrando su
tradición de neutralidad, afectó al país debido a las migraciones
que se produjeron hacia él. La Liga de Naciones fue establecida en
Ginebra, lo cual inició la tradición de situar en dicho país las
organizaciones internacionales (ejemplos son la Oficina Internacional
del Trabajo o la Organización Mundial de la Salud). La Segunda
Guerra Mundial fue otro momento delicado para la Confederación, que
se vio bloqueada por los países del Eje, pero no invadida. Después
de la Segunda Guerra Mundial el país ha participado del proceso de
formación de la EFTA y ha llevado a cabo una política de relaciones
comerciales amistosas con diversos países.
Organización territorial
Suiza es uno de los países que se pueden
autodenominar, con orgullo, tradicionalmente democráticos. La
organización política suiza demuestra hasta que punto esto es así.
La primera división administrativa del país, la más pequeña pero
más esencial, es la Comuna, cuyo número asciende a 2903 (Sánchez
Ferriz, García Soriano, 2002), aunque tiende a disminuir pues hay
uniones de varias Comunas. Las diferencias entre las comunas son
muchas, desde la población que contienen hasta la propia
organización política de ellas, pues casi todas ellas tienen
Parlamento y practican la democracia directa en las Asambleas
Comunales. Los suizos entienden su sistema político como uno
construido de abajo hacia arriba, siendo lo más importante la
Comuna, seguido del Cantón y del gobierno federal. Así pues, la
acción política comunal es el eje de la acción política en Suiza.
Los Cantones, de los que hay 26, son el siguiente
escalón (Ilustración 3).
Cada Cantón tiene una Constitución propia. Históricamente son anteriores a la Confederación, al propio Estado Suizo, lo que nos puede ayudar a apreciar la importancia de los mismos. Cada Cantón tiene amplia libertad para ejercer sus políticas independientes del gobierno federal. El gobierno cantonal se ejerce por colegio, llamado el Consejo de Gobierno, cuyos siete miembros tienen un mandato de 4 años en la mayoría de Cantones (siempre hay excepciones). A pesar de las excepciones, el gobierno de los Cantones es bastante homogéneo.
Ilustración 3: Los 26 Cantones y sus capitales. |
Cada Cantón tiene una Constitución propia. Históricamente son anteriores a la Confederación, al propio Estado Suizo, lo que nos puede ayudar a apreciar la importancia de los mismos. Cada Cantón tiene amplia libertad para ejercer sus políticas independientes del gobierno federal. El gobierno cantonal se ejerce por colegio, llamado el Consejo de Gobierno, cuyos siete miembros tienen un mandato de 4 años en la mayoría de Cantones (siempre hay excepciones). A pesar de las excepciones, el gobierno de los Cantones es bastante homogéneo.
Por último tenemos el gobierno federal, que es el
órgano de gobierno superior del país, el que dirige la política
exterior y protege el orden federal. En general el país está poco
centralizado, siendo los Cantones los que son capaces de ejercer el
poder real de decisión y de legislación en unas pocas materias,
mientras que el gobierno federal tiene las competencias sobre derecho
civil y penal, la fiscalidad. Hay que recordar siempre que la
Confederación existe en tanto que unión de Cantones, y son de éstos
de los que emana la soberanía, y por ello hay fuertes lazos de
colaboración, junto con mecanismos facilitadores de comunicación y
cooperación, entre los Cantones y la Confederación. Visto desde
otra perspectiva, las tareas de la Confederación son,
principalmente, de apoyo y coordinación, y por norma general la
Confederación no interviene en los asuntos que los Cantones pueden
resolver por sí mismos.
Sin embargo, como se ha insinuado, para entender
el sistema político suizo hay que entender la profunda tradición de
democracia que tienen, que alterna democracia directa a nivel local y
semidirecta a nivel estatal.. Algunos Cantones conservan aún
residuos históricos de métodos participativos del pasado (por
ejemplo el Landsgemeinde, practicado en Appenzell Innerrodhen y
Glaris [Ilustración 4])
que, reforzados con la reforma del 1874, que trastocó el
sistema federal para hacerlo más democrático, creando instituciones
participativas y referéndums.
Ilustración 4: Landsgemeinde realizado en Glaris en 2014. |
Datos económicos y sociales
Pongamos primero en contexto los datos de
superfície y densidad de población: Suiza tiene 41.285 km², una
población de 8 millones de habitantes y una densidad de población
de 198/km². En comparación con los demás miembros de la EFTA, es
el país más poblado y más densamente poblado, que no el más
grande pues este puesto se lo lleva Noruega. En cuanto a la UE,
muchos países miembros son considerablemente más grandes y están
considerablemente más poblados, mientras que con otros es a la
inversa. La densidad de población de la UE es de 115.8/km², por lo
que la densidad de población suiza es bastante más alta que la
media europea.
En cuanto al PIB, el de Suiza es de 650.431
millones (las cifras serán en USD a menos que se indique lo
contrario), siendo el más alto de entre los paises de la EFTA con
diferencia (el mayor competidor es de nuevo Noruega con 501.582
millones). En comparacion con la UE, dado el hecho que hacer la
comparación directa con el total de la Unión es poco útil a
nuestros fines, y dado que no es justo compararla con uno de los
grandes países de a Unión como Alemania o Francia, vemos que Suiza
tiene una economía que es relativamente equiparable a los Países
Bajos. Su PIB se situaría inmediatamente por debajo de este país.
Pasando al PIB por cápita, donde las comparaciones
son más productivas, se aprecia en Suiza cierta riqueza, pero sin
superar a sus vecinos: tiene una media de 51.578 dólares por cápita
mientras que su principal competidor dentro de la EFTA, Noruega,
tiene 54.479 dólares por cápita. Por tanto, no es el país más
rico de la EFTA en este sentido. En cambio, con respecto a Europa sí
se aprecia superioridad, pues ésta presenta 35.849 euros por cápita.
Hay que contextualizar, sin embargo, la gran divergencia que hay
entre los países ricos de la UE y los países pobres de la misma,
que disminuye la media a estas cifras. Así pues, si nos vamos al
detalle, el PIB por cápita de Alemania es de 47.200 dólares, y el
de los Países Bajos de 42.193 dólares. Suiza sigue ganando.
El dinero per se no lo es todo, así que
detengámonos a apreciar el trabajo que hace Suiza en cuanto a
indicadores sociales y de calidad de vida. En el índice de
desarrollo humano, Suiza tiene una puntuación de 0.930 puntos. En
comparación con los demás miembros de la EFTA, (Noruega 0.944;
Islandia 0.899; Liechtenstein 0.908) esta nota palidece, pero es que
estamos mirando a un grupo de países que poseen los datos más altos
en este sentido. La media europea es de 0.876, para ponerlo en
contexto, aunque la nota europea no peca por su modestia,
precisamente. Sin embargo, toda esta riqueza aquí demostrada,
¿revierte en una deuda onerosa? En este sentido la deuda pública
suiza es relativamente modesta, pues alcanza un 48.23% del PIB
(Ilustración 5),
claro que al comparar pierde lustro, pues la de Noruega es de un 30.10% del PIB, mientras que la de Islandia, quizás debido a sus problemas económicos recientes es de un 82.54%. En cuanto a salario medio, el suizo es de 74.528€, dando un resultado mensual de 6.211€, mientras que en Noruega es de 64.922€/5.410€, y el de Islandia de 44.210€/2.684€. Las cifras son muy agradables a la vista. En comparación con la UE, tenemos que ésta tiene 17.671€/1.472€, cifra modesta en comparación que se explica por la disparidad de riqueza que hay entre los países de la UE.
Ilustración 5: Evolución de la deuda suiza sobre el PIB. |
claro que al comparar pierde lustro, pues la de Noruega es de un 30.10% del PIB, mientras que la de Islandia, quizás debido a sus problemas económicos recientes es de un 82.54%. En cuanto a salario medio, el suizo es de 74.528€, dando un resultado mensual de 6.211€, mientras que en Noruega es de 64.922€/5.410€, y el de Islandia de 44.210€/2.684€. Las cifras son muy agradables a la vista. En comparación con la UE, tenemos que ésta tiene 17.671€/1.472€, cifra modesta en comparación que se explica por la disparidad de riqueza que hay entre los países de la UE.
Ilustración 6: Mapa del envejecimiento. |
Hay que remarcar, por último, que Suiza es un
país reacio a la inmigración. Sin embargo, actualmente acoge a una
porción considerable de población inmigrante, como vemos en el
gráfico (Ilustración 7),
un total de una población de 8.140.000,
1.998.500 son inmigrantes. Como se puede ver, además, la mayoría
son europeos, en especial de Alemania, Francia e Italia.
Ilustración 7: Población inmigrante por nacionalidad. |
De
todos estos inmigrantes, como vemos en estos gráficos (Ilustración 8),
la mayoría no son naturalizados hasta al menos la segunda generación, y es que como se ha remarcado anteriormente, Suiza no tiene una actitud muy afín a la inmigración, y por tanto no buscan incentivarla permitiendo una fácil naturalización.
Ilustración 8: Naturalización de la población inmigrante por generaciones. |
la mayoría no son naturalizados hasta al menos la segunda generación, y es que como se ha remarcado anteriormente, Suiza no tiene una actitud muy afín a la inmigración, y por tanto no buscan incentivarla permitiendo una fácil naturalización.
La economía suiza
Una
cosa está clara: Suiza no es un país rico en recursos naturales. El
bienestar económico aquí visto no se debe a la riqueza de sus
tierras agrícolas, ni a la presencia de minas de oro ni pretróleo.
Es un país pequeño, con un reducido número de habitantes, pocas
materias primas, un clima duro por estar directamente en los Alpes y
no mucho suelo óptimo para la agricultura por el mismo motivo
(aunque en los últimos años las mejoras tecnológicas han permitido
un aumento de la producción agrícola considerable). Así pues, la
riqueza suiza viene de otros lugares.
En
primer lugar están los motivos históricos. El ahorro del pueblo
suizo permitió una temprana inversión e industrialización del
país, pues se importó maquinarias diversas, sobretodo maquinaria
textil de Inglaterra, y se formaron industrias locales como la famosa
industria relojera suiza. Desde su industrialización, la red
comercial suiza fue extendiéndose, exportando principalmente
productos manufacturados. “Ya en el siglo XVIII los mercaderes
suizos transportaan azúcar de América Central a Holanda, o llevaban
esclavos del sur al norte de América” (Der Alltag, Scalo, 1992).
Otro elemento de su riqueza y de la fuerza industrializadora fue la
recepción de emigrantes y refugiados, como los hugonotes franceses
del siglo XVI o la masiva inmigración en el periodo de entreguerras.
En
la actualidad, debido a éstos y otros motivos, Suiza se encuentra en
una posición privilegiada. Su primer pilar es poseer un gran
cantidad de mano de obra calificada y dotada de conocimientos
técnicos, una industria que se centra en productos de gran calidad y
de fabricación compleja y en menor medida la producción de bienes
de consumo no tan técnicos. Es, en pocas palabras, la artesanía
llevada a un gran nivel de producción, evitando sacrificar calidad
por cantidad. El sector terciario es el segundo pilar de la economía
suiza, sobretodo dedicado al turismo derivado por la importante
presencia de los Alpes, en cuanto al paisaje, y por la historia
intelectual del país, que sobretodo en el periodo de entreguerras
acogió a muchos intelectuales europeos y dio lugar al nacimiento de
varias vanguardias. El último pilar es el sistema bancario suizo, de
cuya reputación no hace falta hablar. Los factores que han
beneficiado más al sector bancario suizo han sido la fuerte
tradición de secreto bancario y la increíble estabilidad política
y económica de la que ha disfrutado el país, lo que permitió que
fuera un lugar seguro en el que guardar el dinero, pues no perdería
valor fácilmente.
Todo
esto, sin embargo, depende del mantenimiento de una red de acuerdos
comerciales, de libre comercio y de libre empresa, que el Estado
Suizo se encarga celosamente de mantener, para su bienestar
económico. Los inmigrantes, a pesar de ser vistos de forma negativa
por la población, sostienen una parte importante de la economía
suiza, trabajando principalmente en los oficios peor remunerados y de
menos calidad.
Los Alpes, corazón de Suiza
Nadie puede negar que el icono de Suiza son los Alpes, con sus picos ásperos, sus valles ocultos y sus glaciares remotos. Los Alpes han determinado al pueblo que habita en sus faldas, moldeando su carácter y sirviendo de símbolo.
Los Alpes se pueden entender como un impedimento que ha de ser vencido. En este sentido, el ejemplo más temprano fueron los caminos romanos y las rutas comerciales que los atravesaban, como la ruta del Gotardo, que dictaminó el nacimiento y la prosperidad de los tres Cantones iniciales de la vieja Confederación. A partir del siglo XVII, la fascinación con respecto a estos altos montes y la necesidad industrializadora provocó oleadas de personas que los visitaban, y en el siglo pasado se produjo la mayoría de escaladas de los picos más reacios a ser domados, mientras que se cartografió y nombró a todos los montes.
Los Alpes pueden ser entendidos también como un refugio, como un hogar. El pueblo valser, de lengua germánica y actualmente asentado en el Cantón de los Grisones era un pueblo nómada auténticamente alpino, pues vivían en la montaña y de la montaña, y su asentamiento no se produjo hasta la época medieval. Asimismo, la Confederación Helvética se aprovechó desde tiempos muy tempranos de la capacidad defensiva de los Alpes. Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército suizo hizo planes para lidiar con una eventual invasión, planes que incluían una retirada a los Alpes para, desde allí, defender la libertad helvética.
Los Alpes son, también, cultura. Durante siglos han inspirado a poetas como Albrecht von Haller, que escribió “Die Alpen”, a dramaturgos como Friedrich von Schiller, en su drama “Guillermo Tell”, y a pintores como Giovanni Segantini en su “tríptico alpino” (Ilustraciones 9, 10 y 11). Ha sido refugio de ermitaños y el lugar originario del canto a la tirolesa.
Por todos estos motivos los Alpes son realmente el corazón de Suiza, su icono, su barrera, su enemigo, su protector y su cuna.
Los Alpes, corazón de Suiza
Nadie puede negar que el icono de Suiza son los Alpes, con sus picos ásperos, sus valles ocultos y sus glaciares remotos. Los Alpes han determinado al pueblo que habita en sus faldas, moldeando su carácter y sirviendo de símbolo.
Los Alpes se pueden entender como un impedimento que ha de ser vencido. En este sentido, el ejemplo más temprano fueron los caminos romanos y las rutas comerciales que los atravesaban, como la ruta del Gotardo, que dictaminó el nacimiento y la prosperidad de los tres Cantones iniciales de la vieja Confederación. A partir del siglo XVII, la fascinación con respecto a estos altos montes y la necesidad industrializadora provocó oleadas de personas que los visitaban, y en el siglo pasado se produjo la mayoría de escaladas de los picos más reacios a ser domados, mientras que se cartografió y nombró a todos los montes.
Los Alpes pueden ser entendidos también como un refugio, como un hogar. El pueblo valser, de lengua germánica y actualmente asentado en el Cantón de los Grisones era un pueblo nómada auténticamente alpino, pues vivían en la montaña y de la montaña, y su asentamiento no se produjo hasta la época medieval. Asimismo, la Confederación Helvética se aprovechó desde tiempos muy tempranos de la capacidad defensiva de los Alpes. Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército suizo hizo planes para lidiar con una eventual invasión, planes que incluían una retirada a los Alpes para, desde allí, defender la libertad helvética.
Los Alpes son, también, cultura. Durante siglos han inspirado a poetas como Albrecht von Haller, que escribió “Die Alpen”, a dramaturgos como Friedrich von Schiller, en su drama “Guillermo Tell”, y a pintores como Giovanni Segantini en su “tríptico alpino” (Ilustraciones 9, 10 y 11). Ha sido refugio de ermitaños y el lugar originario del canto a la tirolesa.
Por todos estos motivos los Alpes son realmente el corazón de Suiza, su icono, su barrera, su enemigo, su protector y su cuna.
Ilustración 9: Giovanni Segantini, "tríptico alpino: vida". |
Ilustración 10: Giovanni Segantini, "tríptico alpino: muerte". |
Ilustración 11: Giovanni Segantini, "tríptico alpino: naturaleza". |
Bibliografía
Comisión de coordinación para la presencia de Suiza en el extranjero, Suiza vista por sí misma, Der Alltag/Scalo, Zúrich, 1992.
De Rougemont, Denis, Suiza, corazón de Europa, traductor: Ricardo Baeza, Instituto Americano de Investigaciones Sociales y Económicas, Buenos Aires, 1942.
Sánchez Ferriz, Remedio y García Soriano, María Vicenta, Suiza, Sistema político y Constitución, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2002.
Walser, Hermann, Geografía de Suiza, traductor: Gómez de Llarena, editorial Labor, Barcelona, 1929.
Webgrafía
Banco Mundial, online, consultado 4/03/2016 – 13/03/2016:
http://www.worldbank.org/en/country/poland/overview#1
Datosmacro, online, consultado 4/03/2016 – 13/03/2016:
http://www.datosmacro.com/
Eurostat, online, consultado 4/03/2016 – 13/03/2016:
http://ec.europa.eu/eurostat/home
International Monetary Fund Website, online, consultado 4/03/2016 – 13/03/2016:
http://www.imf.org/external/pubs/ft/weo/2014/02/weodata/index.aspx
Swiss Federal Statistical Office: Swiss Statistics, online, consultado 4/03/2016 – 13/03/2016:
http://www.bfs.admin.ch/bfs/portal/en/index.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario